miércoles, 18 de junio de 2008

AGRIDULCE PESADILLA 1

No hay peor pesadilla que estar cansado, muerto de sueño... y sin embargo, no poder dormir. Y quizá, peor pesadilla es, estar profundamente dormido por cansancio... y sin embargo percibir lo que pasa alrededor, como si estuvieras despierto.

La primera vez, que esto me pasó, hace muchos años, enfrentaba un tiempo de grandes decisiones. Vivia contento, hacía lo que me gustaba y me sentía satisfecho. De pronto, se me presentaba la oportunidad de hacer un viaje fuera del país, que probablemente me tomaría varios meses. Siempre me gustó conocer chicas divertidas y guapas. Por aquellos días una de ellas me había robado la tranquilidad. El dilema era dejarlo todo, cambiarlo todo o perderlo, para salir a una aventura a lo desconocido.

Pasó pocos días antes de decidir la salida. Hacía balances en lo que era y lo vendría, lo que tenía y perdería, frenta a las posibles ignoradas ganancias. Quizá fue una depresión juvenil desconocida. El caso es que, una noche, me encontré con que a la hora de ir a la cama, cargado de sueño, no conseguía cerrar mis párpados. Amaneció y pasó el segundo día. Mi cansancio y ojeras eran notables, pero no podía ni siquiera echar una siesta. La segunda noche pasó y ahora ya sentía ansiedad y cólera conmigo mismo, nada más. Para el tercer día y la tercera noche, ya me sentía enfermo. Ni por cerca, se me ocurrió ir al médico, pues no tenía ninguna enfermedad física notable.

A la cuarta noche, en el climax de la desesperación, antes de ir a la cama, decidí hacer un repaso hacia atrás de lo que había hecho. Pensé en lo que quería hacer, me imaginé como me sentiría en un año adelante, imaginé los lugares y las personas que podría conocer... Y de pronto, empezó a invadirme una ola de optimismo que me llenaba y me invitaba a salir inmediatamente.

Lo sorpendente es que ni sentía sueño, ni supe cuántas horas pasé cavilando, ni a que horas de la madrugada me quedé profundamente dormido.

Diez horas después, desperté con las ganas de ir a comprarme un equipaje y salir corriendo de mi vecindario, mi ciudad y mi país. El viaje duró 10 meses, las experiencias de viaje y los lugares exóticos de mi aventura, jamas habían pasado por mi mente. Total, años después, cuando recordaba las 72 horas de desvelo, llegué a interpretarlo como una agonía indecible que fue madre y partera de mis proximos años. Nunca fuí el mismo, desde entonces.

Amigos y amigas, la próxima vez que las penalidades los abrumen hasta el grado de no dejarles dormir, prueben mirar hacia su futuro, imaginen lo que quisieran encontrar. Si no se duermen, por lo menos tendrán algunas nuevas ideas para el día siguiente... y quizás se queden dormidos.

domingo, 15 de junio de 2008

SOÑAR DESPIERTO: O PERDER LA MONEDA

¿Verdad que a Ud tambien le pasó? En la primera y única infancia que he tenido, siempre tuve un sueño recurrente, que para aquellas épocas parecía hermoso. De repente sueñas que tienes una moneda en la mano, del tamaño de una de $0.25. Y no quieres ni despertar ni abrir la mano. Con aquel despertar tan ingrato como ingenuo, no faltó alguna vez, en que, -con toda seriedad- buscaba entre las sábanas y la almohada, la moneda perdida al despertar. Para qué hablar de la frustracion profunda, al percatarse de que todo había sido un último sueño, antes de ir al baño o lavabo, para irte a la escuela.

Menos mal, que cuando creces, no te da por soñar que abrazabas a Penélope Cruz, Carmen Electra o a Sofía Vergara. Al precio que te venden el gas, es más facil que tu pesadilla sea, que te crucifican, te electrocutan o que pierdes la verguenza. Total, puedes soñar despierto con las tres divas al mismo tiempo... y... de que vas a tener que seguir pagando el gas, al precio que sea, eso no te lo quita nadie.

Por eso, si hay que creer en los sueños, mejor que sea en aquellos que te surgen cuando estás despierto. Porque los otros, no los puedes controlar. Tengo la sospecha de que si al acostarte te quedas "pensando o leyendo sobre algo que te apasiona, tendrás muchas probabilidades de trasladarlo a tus proximos sueños.

Conozco a un hombre que le gusta soñar dormido y cuando despierta cree que son profecías las que se le han revelado. Siempre que me viene con vaticinios, yo le pregunto: ¿A qué horas cenaste anoche? ¿Qué cantidad de frijoles comiste? No me contesta, pero tampoco me habla de sus profecías.

Originalmente, los profetas antiguos en Palestina comenzaron como adivinos y visionarios, que a veces entraban en experiencias extáticas o soñaban. !Y no era por comer en exceso! Al contrario, muchos de ellos acostumbraban el ayuno religioso y la vida sencilla. Obviamente nunca soñaban con monedas o tesoros enterrados.

La leyenda de Rip Van Winckle, es notable porque durmió veinte años continuos, pero, ¿por casualidad oyeron hablar de lo que soñó en los veinte años?

!Qué pena! ¿De qué sirve dormir así?