domingo, 1 de diciembre de 2024

 


El Adviento 2024 se abre en ambiente de luto, sangre, metralla, bombardeos en las regiones de tierra santa y de Ucrania. Débil buena noticia es el acuerdo de tregua en los ataques al Libano. ¿Cuanta esperanza de paz y justicia podemos cantar y proclamar para las familias de Gaza, de los rehenes Israelitas, de Libano, Ucrania y en los territorios afectados? Isaias 1 nos dice que Dios no soporta que le eleven en la oración sus manos, como era usual, cuando las tienen manchadas en sangre, quizá de los niños inocentes sacrificados a Moloc. Dios no puede soportar la hipocresía religiosa de los lideres de las naciones, y por eso aparta sus ojos de ellos, es decir, les retira su gracia y benevolencia. Sólo podrán reconciliarse con él en el supuesto de que emprendan cambios en su conducta, ética y moral, en sus relaciones sociales, como pedía el espíritu de la Ley mosaica, que tiene un profundo respeto a la humanidad.

Dios Invita a la reconciliación “Venid y entendámonos, dice Yahvé. Aunque vuestros pecados fueran como la grana, quedarán blancos como la nieve. Aunque fuesen rojos como la púrpura, vendrían a ser como blanca lana. Si vosotros queréis, si sois dóciles, comeréis los bienes de la tierra. Si no queréis y os rebeláis, seréis devorados por la espada. Lo dice la boca de Jehová”.

Dios en este litigio con su pueblo le invita a un proceso legal, en el que cada parte pueda exponer sus diferencias: Venid y entendámonos, aunque por su parte está dispuesto a retirar sus alegatos, supuesto que ellos reconozcan sus faltas para con El, y a concederles el perdón total, por grandes que hayan sido sus faltas: aunque vuestros pecados fueran como la grana, quedarían blancos como la nieve (v.18). La reconciliación obraría el milagro de borrarles todas sus manchas y dejarlos limpios ante la faz del Señor.

Algunos autores entienden la frase anterior como una ironía, haciendo resaltar la imposibilidad de que ellos por sus propias fuerzas pudieran librarse de las consecuencias de sus pecados, como si dijera: "Si vuestros pecados son como la escarlata, ¿podréis hacerlos blancos como la lana?.." No obstante, parece que en el contexto predomina el sentido de perdón; por eso parece más aceptable la primera interpretación. No sabemos por qué el color escarlata era símbolo del pecado, quizá porque el rojo oscuro, como la tarde, la noche, podía ser símbolo del mal, como el color blanco es símbolo de la luz, del día, de lo bueno, la inocencia, la gloria.

Al lado de esta oferta de perdón les pone también la alternativa contraria: si no quieren emprender el buen camino, no les queda otra cosa que perecer en el huracán de la guerra: seréis devorados por la espada, según la expresión aún corriente entre los árabes. Al contrario, si son dóciles a los mandatos de Dios, disfrutarán tranquilamente de los bienes de la tierra (Isaias 1: 19-20).

Quienes oren por la paz de Jerusalén, están obligados a orar por la paz en Gaza. en Beirut, en Iran, en Transjordania, en Ucrania y en Moscu. Al iniciar la estación del adviento, las preces también han de elevarse por la miseria del hambre en Somalia y Burundi. Por los encarcelados injustamente siendo inocentes, por las familias de los desaparecidos y los mas pobres de los pobres de nuestros países. Hemos de orar por la conversión y regreso a Dios que sean signos de la fe y la esperanza en el regreso de Cristo y la instauración de su reino. ¡Paz en la tierra y gloria en las alturas¡