martes, 17 de abril de 2012
Si llegas con la lluvia, ¿te sirve una vespita?
Paolo caminaba a la escuela a media legua de su casa. Camino de 5 minutos encontraba cada día a Lucrecia, que tambien iba a su escuela apenas aparecía el sol tras el cerro cercano. A Paolo aquella muñeca le parecía in poco gordita, pero con una boca que facilmente decía bésame sin palabras. Caminaban y hablaban cada día de todo y de sus cosas. Así pasaron unos 2 años, luego vino la separacion de escuelas y se acabaron las caminatas conjuntas. Por casi 10 años no se vieron ni se hablaron. Un día Paolo regresó al pueblo, para visitar parientes y supo, que Lucrecia se había casado en una boda extraña, con uno de sus amigos. Extraña porque aquel muchacho, el novio, siendo huérfano había sido criado desde su niñez con una abuela sola. Tan posesiva era la anciana que el novio le había ocultado su noviazgo y su casamiento con Lucrecia, quien ahora, era una muñeca esbelta de buen parecer y hermosura. Se habían casado al principio de la primavera y para el fin del otoño... insólito, los novios no habían consumado su matrimonio, porque el novio no dejaba de ir a dormir a casa de la abuela, dejando a la pobre Lucrecia, enamorada y soñando con ser la mujer de aquel pobre. Paolo se encontró con aquella esposa ansiosa y solitaria. Vestía una blusa que apenas sujetaba su pecho necesitado de cariño. A pesar de la tarde fría, el calorcito de la habitación, le daba a Lucrecia la oportunidad de ponerse un ajustado "hotpan short" que no ocultaba sus juveniles piernas y dejaba visible su ombligo. No hubo tantas palabras, porque sin pensarlo los dos se fundieron en un beso que electrizó los dos cuerpos y despertó recuerdos y ansias dormidas. Pero Paolo no esperaba semejante regalo que se ofrecía mas generoso... los pensamientos volaban mientras pensaba.. ¿y si aparece el novio? Pero lo que apareció primero fue una intensa lluvia otoñal que no escampó por 2 horas.. En eso estaba cuando alguien tocó la puerta... era una hermana de Lucrecia, que desde que llegó, lanzó miradas sospechosas como sabueso que por el olfato quiere saber ¿qué está pasando aquí? De hecho Paolo pensaba ya sé qué es, lo que no va a pasar... Pero pasó algo peor. Paolo tuvo que dejar a las dos hermanas en aquella casa y salir bajo el torrencial aguacero.. y al día siguiente lo fueron a buscar al hotel un marido enfurecido y la suegra del desdichado falso esposo, inquiriendo qué hacía un hombre solo con una mujer sola.. pero casada. Paolo no los convenció de que no había pasado lo que a él, le hubiera encantado. Pero se alegró de ni siquiera haberlo intentado porque a esas horas sería hombre contento pero apaleado. Una semana después Paolo se enteró que Lucrecía se había escapado con otro viejo novio, que fue a buscarla y se la llevó en su Vespa hacia las costas mediterráneas. Desde entonces Paolo pensó lo útil que le hubiera sido contar con una Vespita, esa noche antes que el aguacero empezara a caer. A él solo le quedó el recuerdo de aquellos besos furtivos de Lucrecia la del "hotpan short" mas exquisito de toda la Italia del Tirreno.
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